Mientras se vestía sigilosa; medias en red, calzado furioso y vestimenta con más brillo que una noche estrellada, miró a su amante furtivo una vez más. Hombre cansado y ceño fruncido que auscultaba su reloj de cuando en vez, como para detener el tiempo.
Los billetes sucios quedaron desparramados sobre la mesita...una vez más. Puede que solo supieran su nombre, pero conocían de memoria los huellas de su cuerpo y los secretos de su silencio:
"Quizás no sea la primera en tu vida, ni la última quizás. Tal vez no te entregué el primer contacto morboso de otro cuerpo, pero lo que sí tengo claro, es que conmigo, después de mucho tiempo, hiciste el amor"
Los billetes sucios quedaron desparramados sobre la mesita...una vez más. Puede que solo supieran su nombre, pero conocían de memoria los huellas de su cuerpo y los secretos de su silencio:
"Quizás no sea la primera en tu vida, ni la última quizás. Tal vez no te entregué el primer contacto morboso de otro cuerpo, pero lo que sí tengo claro, es que conmigo, después de mucho tiempo, hiciste el amor"
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